jueves, 13 de octubre de 2011

Un Mundo Perfecto


La brisa marina acaricia mi rostro suavemente, y hace que mi pelo juegue sobre mis hombros, rozando mi espalda y produciéndome un leve cosquilleo. El olor a mar envuelve al día, el cual se encuentra nublado, pero aún así es apetecible salir a contemplar todo aquello. Pero mi mente, sinceramente, no está pendiente de nada de mí alrededor. Ella viaja lejos de ahí, al mundo de los sueños, donde habitualmente se encuentra, pensando en aquella persona que hoy le hizo reír, que mañana le hará llorar, y que pasado quizás le dedique un par de frase por volverme a sonreír. Es cursi, puede ser, pero todo el mundo necesita ese punto romántico, esas caricias que hacen llevarte a lo más alto, que te enseñan el cielo, te tientan al deseo, aunque solo sea en sueños.

Si, es bonito imaginárselo, pero también es triste, porque te inventas cualquier gesto a tu gusto, te motivas en lo que más te interesa, planeas el momento perfecto, la situación ideal… pero todo queda en ello, un sueño, un deseo, un pensamiento… Pensamiento triste, aunque hermoso, pero no real.

De pronto, algo me arranca de mi trance. Una cometa ha aterrizado a mi lado. Levanto la mirada y una niña pequeña me observa sin decir palabra. 

-¿Es tuya?

- Si, señora.

- Cógela.

- No quería molestar…

- Tranquila, a veces es bueno despertar a la realidad.

Me levanto y agarro aquella cometa, entregándosela a su linda dueña. Una niña que no pasará de los 8 años, de pelo largo y lacio, morena de ojos grandes pardos. La inocencia resalta en sus ojos y en su rostro, dulce y envidiable inocencia. Lo feliz que es uno a esa edad, fuera de los problemas, lejos de la madurez, dura y larga. Quien pudiera volverla a tener, recuperar aquellos años felices, donde el mayor de los problemas era portarse bien para conseguir lo que escribiste en la carta de los reyes magos, donde la mayor preocupación era romperse tu juguete predilecto. Ahora, a mi edad, lo único que se rompe son los corazones malheridos, lo que más se derrama son lágrimas de soledad e incomprensión por parte de los amigos y queridos. Quien recuperara donde la mayor lucha era salir el primero de la clase, y llegar cuanto antes al mejor columpio del patio. Ahora, por lo que luchamos es por los derechos que nunca serán bienvenidos, por la gran utopía que deseamos todos, pero que ninguno conseguimos. 

Me tumbo sobre la fría y suave arena, y me deslizo de nuevo por mis pensamientos. Dejo que me lleven al mundo perfecto, como las caracolas se dejan arrastrar por las olas a la orilla de la playa. Vuelvo a buscarte en ellos, y ahí te encuentro, enfrente mío sonriendo, mirándome con tus ojos pardos, con tu corto pelo alborotado por el viento. Bonita visión, bonita imagen para este precioso día. Cierro los ojos e imagino como tus manos me rodean la cintura, saboreando cada dulce contacto con tu piel sobre la mía. Como tus labios se acercan a los míos, pero no llegan a rozarse, claro está que no es más que un simple sueño… un simple deseo…

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